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VOLVERSE HUMANO

c & p

Por mail.

Abro mi correo desde la casa del Gringo.
De vez en cuando nos escribimos, aunque estemos juntos.
Y cuando quiere decirme algo, y no encuentra palabras; las busca en otros.
Su gesto y este fragmento de Galeano, son igual de bellos.

Hace unos cuatro mil quinientos millones de años, año más, año menos, una estrella enana escupió un planeta, que actualmente responde al nombre de Tierra.
Hace unos cuatro mil doscientos millones de años, la primera célula bebió el caldo del mar, y le gustó, y se duplicó para tener a quién convidar el trago.
Hace unos cuatro millones y pico de años, la mujer y el hombre, casi monos todavía, se alzaron sobre sus patas y se abrazaron, y por primera vez tuvieron la alegría y el pánico de verse, cara a cara, mientras estaban en eso.
Hace unos cuatrocientos cincuenta mil años, la mujer y el hombre frotaron dos piedras y encendieron el primer fuego, que los ayudó a pelear contra el miedo y el frío.
Hace unos trescientos mil años, la mujer y el hombre se dijeron las primeras palabras, y creyeron que podían entenderse.
Y en eso estamos, todavía: queriendo ser dos, muertos de miedo, muertos de frío, buscando palabras.


Eduardo Galeano.
Bocas del tiempo, Editorial Catálogos, 2004

Inocencia.

Inocencia. Por enkidu.

A veces Dios me quita la poesía, entonces miro piedra y veo sólo piedra.

Adélia Prado


Dice Clarissa que una persona ingenua es alguien que cree que nunca nada le va a herir. Dice Clarissa que una persona inocente es alguien que sabe que la vida le va a herir, pero que sabe también que podrá curarse.
Últimamente ando intentando practicar la inocencia todo lo que soy capaz... intento dejar el control, el poder y las rayaduras de coco... intento deshacerme de explicaciones, justificaciones y razonamientos... intento vivir con lo que hay.
Creo que el mayor problema del hombre moderno es el afán por controlarlo todo, incluído él mismo. Queremos controlar la mente, el corazón y el cuerpo... los neurotransmisores y el estado de ánimo... nuestros sueños y esperanzas... los sueños y esperanzas de los demás.
Hemos salido de la sartén de una educación religiosa culpabilizadora y controladora para caer en el fuego de una utopía de autorrealización y poder absolutos.

"Controle su mente"... "Controle la mente de los demás"... "El poder está dentro de tí"... "Las claves del éxito"... "Las claves del éxtasis"... "Las claves de la felicidad"... "Sea feliz ¡coño!".

Paparruchas todo.

Son tantas cosas, tantas cosas... ¿cómo poder con ellas? ¿cómo bancártelas? ¿cómo saber cual, donde, cuanto, de que manera?... ¿cómo saber?... ¿cómo saber?... ¿cómo saber?.

¿Y si fuera verdad que la culpa de que me sienta tan jodidamente mal la tiene una luna mal aspectada en mi firmamento?... ¿y si fuera mentira que soy yo la responsable porque no sé vivir más inteligentemente?... ¿y si fuera por la llegada del invierno austral y no por mis hijos, o mis padres o ese hombre/mujer que no me quiere... que no se dá cuenta lo linda que soy... que no sabe lo que se pierde... que no sabe... que no sabe... que no sabe?.

El hombre moderno ha sido capaz de complicar la vida hasta unos niveles paroxísticos. No ser feliz (siempre) es un pecado. No ser capaz de resolver todos nuestros problemas (siempre) es un pecado. No creer que tenemos un poder ilimitado para cambiar las cosas (siempre) es un pecado.

El pobre animalico que somos y que se ha bajado apenas hace unos minutos evolutivos del árbol y ha echado pie a tierra, corazón a tierra, espíritu a tierra... ese pobre animalico está asustado. Tan asustado ahora como lo estuvieron los hombres de las cavernas... pero ahora tenemos además la obligación de fingir que no temblamos y que controlamos mogollón... que sabemos de puta madre de qué va este baile... que tenemos planes claros y rotundos... que sabemos a dónde vamos... a dónde vamos... ¿a dónde vamos?.

Niña Mon... ahora mismo una lobezna le está aullando a una luna ardiendo en medio del invierno austral... y aúlla porque es la única forma que tiene de levantar la cara hacia el cielo y liberarse por un instante de su servidumbre de bestia hambrienta.

Tú... ¿no te habrás olvidado de aullar?.

Ésa es tu pena.

Ésa es tu pena.
Tiene la forma de un cristal de nieve que no podría existir si no existieras
y el perfume del viento que acarició el plumaje de los amaneceres que no vuelven.
Colócala a la altura de tus ojos
y mira cómo irradia con un fulgor azul de fondo de leyenda,
o rojizo, como vitral de insomnio ensangrentado por el adiós de los amantes,
o dorado, semejante a un letárgico brebaje que sorbieron los ángeles.
Si observas al trasluz verás pasar el mundo rodando en una lágrima.
Al respirar exhala la preciosa nostalgia que te envuelve,
un vaho entretejido de perdón y lamentos que te convierte en reina del reverso del cielo.
Cuando soplas crece como si devorara la íntima sustancia de una llama
y se retrae como ciertas flores si la roza cualquier sombra extranjera.
No la dejes caer ni la sometas al hambre y al veneno;
sólo conseguirás la multiplicación, un erial, la bastarda maleza en vez de olvido.
Porque tu pena es única, indeleble y tiñe de imposible cuanto miras.
No hallarás otra igual, aunque te internes bajo un sol cruel entre columnas rotas,
aunque te asuma el mármol a las puertas de un nuevo paraíso prometido.
No permitas entonces que a solas la disuelva la costumbre,
no la gastes con nadie.
Apriétala contra tu corazón igual que a una reliquia salvada del naufragio:
sepúltala en tu pecho hasta el final,
hasta la empuñadura.

Olga Orozco

On the line.

On the line. Dedicado a Nada.

Se corporiza la llama
en el desplazamiento del verbo,
propagando de manera encendida
un ritmo inconexo
y atrayente.

(Cosas que quedan atrás
resultan restos de cosas
que no terminan
de quedar atrás.)

El arrastre permite
un doble movimiento:
tanto el miedo
como el esplendor
vacilan,
no prueban
aunque tientan.

Hablan al fin
de un desapego que ya no encuentra forma.
Un desapego
que no puede proclamar
dirección alguna.

El doble movimiento interfiere, también,
un desparramo de inquietudes
que comienza a borrar
los fantasmas
de las fronteras.

(¿Estamos donde creemos que estamos?)

Un cartel
“paraje de respuestas
busca incentivo”
observa los parentescos
que se van sucediendo.

De Gustavo Álvarez Núñez.

Por la tarde.

Por la tarde. "tu piel y yo
bajo el agua,
recordándote"


La Ducha
Por Charles Bukowski


Nos gusta ducharnos después
(a mí me gusta el agua más caliente que a ella)
y su rostro siempre es suave y tranquilo
y ella me lava primero
me extiende el jabón por los huevos
los levanta
los aprieta,
luego me lava la polla:
"¡oye, esto sigue duro!"
luego me lava el vello de ahí abajo,
la tripa, la espalda, el cuello, las piernas,
yo sonrío, sonrío, sonrío,
y después la lavo yo a ella...
primero el coño,
me pongo detrás, mi polla en sus nalgas
suavemente enjabono los pelos del coño,
lavo ahí con un movimiento suave
tal vez me detenga más de lo necesario,
luego las piernas por detrás, el culo,
la espalda, el cuello, la hago girar, la beso,
enjabono los pechos, luego la tripa, el cuello,
las piernas por delante, los tobillos, los pies,
y luego el coño, una vez más, para que me dé suerte...

otro beso, y ella sale primero,
se seca, a veces canta mientras yo sigo allí
pongo el agua más caliente
disfrutando los buenos momentos del milagro amoroso
luego salgo...

normalmente es por la tarde y todo está tranquilo
y mientras nos vestimos hablamos sobre qué otra cosa
podríamos hacer,
pero el estar juntos lo resuelve casi todo,
en realidad, lo resuelve todo
porque mientras esas cosas están resueltas
en la historia de un hombre y
una mujer, es diferente para cada uno
mejor y peor para cada uno...

para mí, es tan espléndido como para recordarlo
después de la marcha de los ejércitos
y de los caballos que pasan por las calles fuera
depués de los recuerdos del dolor y el fracaso
y la desdicha:

Linda, tú me has traído esto
cuando te lo lleves
hazlo lenta y suavemente
hazlo como si estuviera muriéndome en sueños
en lugar de en vida,

amén.


@ Cibelle & Suba - Sereia

La vida no fabula porque no moraleja. (Parte II)

La vida no  fabula porque no moraleja. (Parte II) Con el permiso de Gabriela transcribo su mail, y un fragmento que envía de “Los Árboles Mueren de Pie”, a propósito del post “La vida no fabula porque no moraleja”.

Hace un par de días leía a don Alejandro Casona y su Sirena Varada. De nuevo sentí cierta identificación con sus personajes (ah, no, no me creo sirena, ni canto bien, ni soy un pescado). En realidad, había un aire o ambiente de fantasía entre su mundo y el mío. Miento: y ciertos fragmentos de mundo del gran, gran mi mundo que no se alcanza a ver. Después, leyendo a algunos críticos (hago eso, confieso, desplumo pájaros) encontré un modo de designar su teatro: evasionista. Está bien, yo te largo evasionista y habría que contextualizar. Pero no tengo ganas, voy a hacer caso de mi problema de focalización. Digo solamente evasionista o ilusionista. Circo cirquera. Payaso con lagrimón. Equilibrista.

Quería dejar este fragmento de “Los Árboles Mueren de Pie” en Volverse Humano, (…) como decirte: se oye tu pájaro
*

* Se oye tu pájaro: que se te ve el alma o el dibujo del alma. O como diría un fulano: tenés duende.

(...)
ISABEL.- No te reconozco. Oyéndote hablar el primer día parecías un domador de milagros, con una magia nueva en las manos. No había una sola cosa fea que tú no pudieras embellecer; ni triste realidad que tú no fueras capaz de burlar con un juego de imaginación. Por eso te seguí a ojos cerrados. Y ahora llega a tu puerta una verdad, que ni siquiera tiene la disculpa de su grandeza... ¡y ahí estas frente a ella, atado de pies y manos!
MAURICIO. -¿Qué puedo hacer? Al descubrir el juego hemos puesto todas las cartas en su mano. Ahora ya no necesita pedir; puede jugar tranquilamente al chantaje. No hay nada que esperar, Isabel. Nada.
ISABEL. Aún puedes hacer un bien en esta casa; el último. Confiésale tú mismo (...)
MAURICIO.- ¿Qué ganaríamos con eso?
ISABEL. - Es como quitar una venda. Tú puedes hacerlo poco a poco, con el alma en los dedos. No esperes a que él se la arranque de un tirón.
MAURICIO.- No puedo, no tendría el valor. No quiero ver una herida que yo mismo he contribuido a abrir y que no soy capaz de curar ¡Vayámonos de aquí cuanto antes!
ISABEL.- ¿A tu casa cómoda y tranquila? ¿A divertirnos fabricando sueños que tienen este despertar? No, Mauricio; vuelve tú solo.
MAURICIO.- ¡No habrás pensado quedarte aquí!
ISABEL.- Ojalá pudiera. Pero tampoco quiero salir de esta vida inventada para volver a otra tan falsa como esta.
MAURICIO.- ¿A donde entonces? ¿Piensas volver a tu vida de antes?
ISABEL.- Parece increíble, ¿verdad? Y sin embargo ésa es la gran lección que he aprendido aquí. Mi cuarto era estrecho y pobre, pero no hacia falta más: era mi talla. En el invierno entraba el frío por los cristales, pero era un frío limpio, ceñido a mí como un vestido de casa. Tampoco había rosas en la ventana. Pero todo a medida, y todo mío: mi pobreza, mi frío, mis geranios.
MAURICIO.- ¿Y es a aquella miseria a donde quieres volver? No lo harás.
ISABEL.- ¿Quién va a impedírmelo?
MAURICIO.- Yo.
ISABEL.- ¿Tu? Escucha, ahora ya no hay maestro ni discípula; vamos a hablarnos por primera vez de igual a igual, y voy a contarte mi historia como si no fuera mía para que la veas mas clara. Un día la muchacha sola fue sacada de su mundo y llevada a otro maravilloso. Todo lo que no había tenido nunca se le dio allí de repente: una familia, una casa con árboles, un amor de recién casada. Solo se trataba, naturalmente, de representar una farsa, pero ella "no sabia medir" y se entregó demasiado. Lo que debía ser un escenario se convirtió en su casa verdadera. Cuando decía "abuela" no era una palabra recitada, era un grito que le venia de dentro y desde lejos. Hasta cuando el falso marido la besaba le temblaban las gracias en el pulso. Siete días duró el sueño, y aquí tienes el resultado: ahora ya se que mi soledad va a ser mas difícil, y mis geranios mas pobres y mi frío mas frío. Pero son mi única verdad, y no quiero volver a soñar nunca por no tener que despertar otra vez. Perdóname si te parezco injusta.
(...)

Mil gracias Gabriela, de parte del pájaro de Isabel. O del duende de Mon.

Adán y Eva.

Adán y Eva. *Para vos, de una Eva insomne.

-Estábamos en el paraíso. En el paraíso no ocurre nunca nada. No nos conocíamos. Eva, levántate.
-Tengo amor, sueño, hambre. ¿Amaneció?
-Es de día, pero aún hay estrellas. El sol viene de lejos hacia nosotros y empiezan a galopar los árboles. Escucha.
-Yo quiero morder tu quijada. Ven. Estoy desnuda, macerada, y huelo a ti.
Adán fue hacia ella y la tomó. Y parecía que los dos se habían metido en un río muy ancho, y que jugaban con el agua hasta el cuello, y reían, mientras pequeños peces equivocados les mordían las piernas.

-Ayer estuve observando a los animales y me puse a pensar en ti. Las hembras son más tersas, más suaves y más dañinas. Antes de entregarse maltratan al macho, o huyen, se defienden. ¿Por qué? Te he visto a ti también, como las palomas, enardeciéndote cuando yo estoy tranquilo. ¿Es que tu sangre y la mía se encienden a diferentes horas?
Ahora que estás dormida debías responderme. Tu respiración es tranquila y tienes el rostro desatado y los labios abiertos. Podrías decirlo todo sin aflicción, sin risas.
¿Es que somos distintos? ¿No te hicieron, pues, de mi costado, no me dueles?
Cuando estoy en ti, cuando me hago pequeño y me abrazas y me envuelves y te cierras como la flor con el insecto, sé algo, sabemos algo. La hembra es siempre más grande, de algún modo.
Nosotros nos salvamos de la muerte. ¿Por qué? Todas las noches nos salvamos. Quedamos juntos, en nuestros brazos, y yo empiezo a crecer como el día.
Algo he de andar buscando en ti, algo mío que tú eres y que no has de darme nunca.
¿Por qué nos separaron? Me haces falta para andar, para ver, como un tercer ojo, como otro pie que sólo yo sé que tuve.

Jaime Sabines.

@ blame it on my youth - jamie cullum

Boccanera, casi mi elegido.

Boccanera, casi mi elegido. Bésale las piernas a la poesía
aunque diga que no, que aquí nos pueden ver.
Bésale las palabras, hurga su lengua hasta
que abra los brazos y diga ¡Santo Dios!
o hasta que santodios abra los brazos de escándalo.
Bésale la poesía a la loba
aunque diga que no, que hay mucha gente que aquí
nos pueden ver.
Bésale las piernas las palabras
hasta que no de más, hasta que pida más
hasta que cante.

*Amo este poema*.

@ wilde horses- mazzy star

El hombre que se transformaba demasiado.

El hombre que se transformaba demasiado. El doctor Maderna aprendió a convertirse en mariposa cuando era un adolescente.
Más tarde adquirió nuevas destrezas y así llegó a transformarse en gato, en anguila, en pez, en caléndula y en escritorio.
Siendo adulto era capaz de convertirse en cualquier objeto a su capricho.
Sin embargo, sus metamorfosis se hicieron tan frecuentes que su familia vivía en inquietud constante. Nadie se atrevía a matar a una cucaracha por temor a que se tratara del doctor Maderna. Una noche lo arrojaron a la basura bajo la forma de una esponja usada y un domingo estuvo a punto de ser devorado por su propio hijo, quien no supo reconocerlo en un chorizo.
Cada vez era menos asidua su apariencia original.
Eso sí, nunca dejaba de asumirla el día de su cumpleaños, para no perderse obsequios y homenajes.
Una madrugada entraron ladrones y se lo robaron, cuando era un jarrón de cristal. Nunca jamás se supo de él.
Desde entonces, su pobre esposa recorre las casas y negocios de la ciudad, hablando tiernamente a los floreros:

-Ramón… Ramón… Maderna…

Pero los jarrones siempre son jarrones, o acaso son alguna otra persona.

Alejandro Dolina. Crónicas del Ángel Gris.

Moon en Merlo.

Por Pedro Glup.

Estoy en el lado oscuro de la calle, llévame al río, Mon, llévame al río.

Try a little tenderness.
Apaga la radio, deja ya esa triste música soul.

Que se vayan al diablo los cantantes que cantaron en tu reja y nunca rompieron la guitarra, los que una y otra vez repiten melodías desafinadas de amores imposibles, los que duermen con los ojos abiertos, los que se fueron en un tren de madrugada y todavía esperan en andenes perdidos en estaciones perdidas, tan lejos.
Que se vayan al diablo.

Nunca he conocido una mujer como tú, tan llena de flores, con gatos y toros paseando por tu cielo, con un ángel y un demonio luchando sin espadas.
Déjame verte dentro de ese espejo, limpia el vaho, déjame mirarte detrás de los gestos desnudos. Me tienes preso en un extremo de esta cadena de locos que hablan y hablan en las noches transparentes.

Estoy en el lado oscuro de la calle, llévame al río, Mon, llévame al río.

He bebido de una jarra de palabras y quiero susurrártelas entre las cañas, hablarte del otoño en tu primavera.
Nos mintieron, no hay ayer, no hay mañana, solo tenemos ahora, ahoguémoslo en esa corriente perezosa, indiferente.
Quemaremos el puente, vamos a arder tú y yo en la ribera.
Busquémonos entre las sombras y el fuego, recordando a los poetas que esperan turno en Buenos Aires, a las musas de Bilbao, a los niños con cestas repletas de manjares.
Juntos nos reiremos en cada giro del mundo.
Te prometo que antes del amanecer nos habremos devorado el corazón y tocaremos con el dedo esa gorda luna de Merlo.

Estoy en el lado oscuro de la calle, llévame al río, Mon, llévame al río.

Todo se transforma.

Todo se transforma. Me encanta Jorge Drexler. Su último trabajo Eco es muy "cósmico".
Dejo una de las letras que más me gustaron.
Los que suelen leerme, entenderán que él canta la forma en que yo entiendo la vida.

Tu beso se hizo calor,
luego el calor, movimiento,
luego gota de sudor
que se hizo vapor, luego viento
que en un rincón de La Rioja
movió el aspa de un molino
mientras se pisaba el vino
que bebió tu boca roja.

Tu boca roja en la mía,
la copa que gira en mi mano,
y mientras el vino caía
supe que de algún lejano
rincón de otra galaxia,
el amor que me darías,
transformado, volvería
un día a darte las gracias.

Cada uno da lo que recibe
y luego recibe lo que da,
nada es más simple,
no hay otra norma:
nada se pierde,
todo se transforma.

El vino que pagué yo,
con aquel euro italiano
que había estado en un vagón
antes de estar en mi mano,
y antes de eso en Torino,
y antes de Torino, en Prato,
donde hicieron mi zapato
sobre el que caería el vino.

Zapato que en unas horas
buscaré bajo tu cama
con las luces de la aurora,
junto a tus sandalias planas
que compraste aquella vez
en Salvador de Bahía,
donde a otro diste el amor
que hoy yo te devolvería...

Cada uno da lo que recibe
y luego recibe lo que da,
nada es más simple,
no hay otra norma:
nada se pierde,
todo se transforma.

*** escuchando guitarra y vos, también de drexler ***

Benedetti, Mon, y hasta luego.

Benedetti, Mon, y hasta luego. Escrito por Mónica:

"Vivo despidiéndome de lo que amo.
Parece que en mi vida las partidas son inexorables.
Y no me acostumbro.
Porque las personas no se quedan en mí. Yo me voy con ellas."

Escrito por Benedetti:

"Los nervios se me adhieren al barro,
a las paredes;
abrazan los ramajes,
penetran en la tierra,
se esparcen por el aire
hasta alcanzar el cielo.
El mármol,
los caballos,
tienen mis propias venas.
Cualquier dolor lastima mi carne,
mi esqueleto.
Las veces que me he muerto
al ver matar un toro.
Si diviso una nube debo emprender el vuelo.
Si una mujer se acuesta, yo me acuesto con ella.
Cuántas veces me he dicho ¿Seré yo esa piedra?
Nunca sigo un cadáver sin quedarme azulado.
Cuando ponen un huevo... yo también cacareo.
Basta que alguien me piense para ser un recuerdo."

Genial Benedetti, Genial Mon.

Os dejo seguramente por una temporada, los hechos se han precipitado y tengo vértigo.
Por un lado espero unos resultados de unas pruebas de las cuales depende una operación.
Por otro un editor se ha vuelto loco y ha encontrado "interesante y de metáforas frescas"
lo que escribo y es posible que me financie la edición de un libro.
O sea que no se si tirarme al tren o a la maquinista.
Mis posteos no serán frecuentes -no lo eran- pero os seguiré de cerca a todos en vuestros blogs.
Un beso a todos


Enrique Buades. El borde de la Noche

Un beso, máquina de hacer pájaros.
Mon.

@ Yellow. Coldplay.

Decesos.

Decesos. Porqué se muere la gente los días de sol,
o en medio de un episodio de los Simpson
porqué hay mujeres que se mueren en la página
37 del libro de Paula de Isabel Allende
y con el trauma de no haberse acostado con el chico
guapo de la ventanilla 34 del Banco Central Hispano
en aquella ocasión que lo tuvieron a huevo.
Porqué hay hombres que mueren
en Junio
cuando el tenista de su país
llega a las semifinales del Roland Garrós
o plantando un cerezo
o en el aeropuerto de Roma.
Y soldados
que se mueren en medio de un padrenuestro
entre "santificado sea tu nombre" y
"así como nosotros perdonamos"
o niños que se mueren
sin haber probado los chicles de clorofila
sin haber tenido
tan siquiera
la oportunidad de aprender
a rezar como soldados.
Y ancianas
que mueren a falta de tan solo
cien capitulos para el final de la
telenovela
o en medio de un parque
con las bragas de diario.
Porqué se muere la gente
los dias de sol,
con besos en la boca
y sin excusas.

Enrique Buades. El Borde de la Noche