Contrastes.
Hoy, Pedro, también seré metonimia.
Hay días de contrastes tan arrasadores que se llevan la mitad de la belleza, la mitad del dolor, la mitad de una; incluso la mitad del cielo.
Buscaba un regalo para mi madre, pero sentía la necesidad de hacer algo con mis manos (ya saben, las nenas acosamos a papá pero nacemos con el cáliz de la creación en el cuerpo).
Tenía la idea pero me faltaba el tiempo: un altar para su Kuan Yin me insumiría la madrugada entera. Lo terminé a las siete de la mañana. Tomé un somnífero y me fui a la cama. De día. Perros que ladraban, gallos cacareando, Nevenka llegando de un recital, el Gringo arropándome.
Las pesadillas me saturaron y a las nueve decidí que ya no quería más tormentos.
- dormí un poco más- me decía él.
- que no, ayudame a despertar- decía yo.
Me ayudó. Desperté. Llevé el altar a la mesita del parque. Medité allí. Pedí por mis hijos. Pedí que no tuvieran remordimientos si decidían no llamar, pedí no sentir enojos, pedí trabajo para el gringo; pedí amor.
Me demoré en el trayecto hacia la casa de mi madre. Me sentía hoy, y no sé por qué- la más bonita de la clase (.) y detuve el auto en varias oportunidades para bajarme, poner mi máquina en automático y fotografiarme. Otros pasaban, aminoraban la marcha, algunos miraban divertidos, otros con conmiseración. ¿Para quién esas poses, para quién sonreía si allí no había nadie más que yo? Me encantó, me divertí. No me importó.
Me doy cuenta de que mi libertad de aquí, no es mi libertad de allí.
Mi madre lloró mucho al ver mi regalo.
Lloró tanto que yo no sabía si sentirme feliz o que.
Pero me sentí feliz.
Para que vean que también puedo ser malvada, disfruté provocando a la pareja de macrobióticos durante todo el almuerzo. Me dieron un magnífico pie: mañana celebran sus bodas de oro.
Les sugerí que ya era momento de replantearse el para qué de tanto pegoteo. Adaptación fue la respuesta. Ella contó sus artes en semejante oficio. De cómo las mujeres, cediendo, consiguen maridos a medida.
Domesticar hombres.
Se mereció todo lo que tuvo que escuchar después.
Y volví a sentirme feliz, esta vez por mi libertad.
Y por no desear domesticar a nadie.
A pesar del cansancio no quise regresar de inmediato. Necesitaba dormir pero preferí pasar por el cyber, revisar el correo, entrar al sitio de Él, darme una vuelta por mi blog, abrir y cerrar el msn, y añorar mi lugar, mi computadora, mi música, mi media luz, mis velas, mis sahumerios, mi silencio, mi perro durmiendo a mi lado, mi gata durmiendo contra mi pecho mientras tipeo.
Afuera, en la plaza (porque aquí todo ocurre en la plaza), se mezclaban los truenos con los tambores furiosos de las murgas.
Llegaron con sus trajes brillantes,
y
a) el banderillero es un chico con síndrome de down,
b) la directora fue mesera en mi boliche,
c) el pibe que echa fuego por la boca sirve café en el barcito de la esquina,
d) gordas, bajas, altas, flacas, rubias, morenas, celulíticas, exuberantes, adiposas o arrugadas; nada importa.
Nada.
Salvo el deseo irrefrenable de moverse. Expandirse. Lanzar patadas al aire.
Y la energía circula y todo se vuelve magnético, extraño, entraña profunda.
Y yo, que muero por bailar en una murga, me senté en el cordón de la vereda a mirarlos extasiada, fuera de mí, en otro plano que me permitía comprender la belleza de habitar este pueblo; donde las cosas simplemente suceden, donde los tordos que allí duermen, huían inquietos tapando con su vuelo la otra danza.
La de los rayos.
Y me quedé. Mirando el fuego, mirando el cielo.
Los murgueros se fueron.
Los pájaros regresaron a los plátanos.
Y yo, que no soy ni árbol ni pájaro ni trueno, regresé en mitades a otra mitad de la que cada vez, cada día, queda menos
Hay días de contrastes tan arrasadores que se llevan la mitad de la belleza, la mitad del dolor, la mitad de una; incluso la mitad del cielo.
Buscaba un regalo para mi madre, pero sentía la necesidad de hacer algo con mis manos (ya saben, las nenas acosamos a papá pero nacemos con el cáliz de la creación en el cuerpo).
Tenía la idea pero me faltaba el tiempo: un altar para su Kuan Yin me insumiría la madrugada entera. Lo terminé a las siete de la mañana. Tomé un somnífero y me fui a la cama. De día. Perros que ladraban, gallos cacareando, Nevenka llegando de un recital, el Gringo arropándome.
Las pesadillas me saturaron y a las nueve decidí que ya no quería más tormentos.
- dormí un poco más- me decía él.
- que no, ayudame a despertar- decía yo.
Me ayudó. Desperté. Llevé el altar a la mesita del parque. Medité allí. Pedí por mis hijos. Pedí que no tuvieran remordimientos si decidían no llamar, pedí no sentir enojos, pedí trabajo para el gringo; pedí amor.
Me demoré en el trayecto hacia la casa de mi madre. Me sentía hoy, y no sé por qué- la más bonita de la clase (.) y detuve el auto en varias oportunidades para bajarme, poner mi máquina en automático y fotografiarme. Otros pasaban, aminoraban la marcha, algunos miraban divertidos, otros con conmiseración. ¿Para quién esas poses, para quién sonreía si allí no había nadie más que yo? Me encantó, me divertí. No me importó.
Me doy cuenta de que mi libertad de aquí, no es mi libertad de allí.
Mi madre lloró mucho al ver mi regalo.
Lloró tanto que yo no sabía si sentirme feliz o que.
Pero me sentí feliz.
Para que vean que también puedo ser malvada, disfruté provocando a la pareja de macrobióticos durante todo el almuerzo. Me dieron un magnífico pie: mañana celebran sus bodas de oro.
Les sugerí que ya era momento de replantearse el para qué de tanto pegoteo. Adaptación fue la respuesta. Ella contó sus artes en semejante oficio. De cómo las mujeres, cediendo, consiguen maridos a medida.
Domesticar hombres.
Se mereció todo lo que tuvo que escuchar después.
Y volví a sentirme feliz, esta vez por mi libertad.
Y por no desear domesticar a nadie.
A pesar del cansancio no quise regresar de inmediato. Necesitaba dormir pero preferí pasar por el cyber, revisar el correo, entrar al sitio de Él, darme una vuelta por mi blog, abrir y cerrar el msn, y añorar mi lugar, mi computadora, mi música, mi media luz, mis velas, mis sahumerios, mi silencio, mi perro durmiendo a mi lado, mi gata durmiendo contra mi pecho mientras tipeo.
Afuera, en la plaza (porque aquí todo ocurre en la plaza), se mezclaban los truenos con los tambores furiosos de las murgas.
Llegaron con sus trajes brillantes,
y
a) el banderillero es un chico con síndrome de down,
b) la directora fue mesera en mi boliche,
c) el pibe que echa fuego por la boca sirve café en el barcito de la esquina,
d) gordas, bajas, altas, flacas, rubias, morenas, celulíticas, exuberantes, adiposas o arrugadas; nada importa.
Nada.
Salvo el deseo irrefrenable de moverse. Expandirse. Lanzar patadas al aire.
Y la energía circula y todo se vuelve magnético, extraño, entraña profunda.
Y yo, que muero por bailar en una murga, me senté en el cordón de la vereda a mirarlos extasiada, fuera de mí, en otro plano que me permitía comprender la belleza de habitar este pueblo; donde las cosas simplemente suceden, donde los tordos que allí duermen, huían inquietos tapando con su vuelo la otra danza.
La de los rayos.
Y me quedé. Mirando el fuego, mirando el cielo.
Los murgueros se fueron.
Los pájaros regresaron a los plátanos.
Y yo, que no soy ni árbol ni pájaro ni trueno, regresé en mitades a otra mitad de la que cada vez, cada día, queda menos
20 comentarios
Mon *en merlo* -
pero me alegra que te encontraras con el resto... que paradójico, yo no los vi más.
ya ves... las distancias son tan relativas...
besos bombón caribeño ;)
Alex -
Te leo ahora de vuelta en casa. Llegue hoy en la maniana a San Juan desde Baires, Y me hiciste falta pero pude ver a todos hasta a el Chu. Y Baires esta hermoso de verdad. Ruidoso, mucha gente, pero hermoso: los jacarandas, el cielo, la luz de primavera. Ayer en la tarde antes de irme al aeropuerto pase por plaza de mayo. Habia un edificio cerca con cupulas. Tenian angeles o algo asi en las puntas. y la luz del atardecer los pintaba de rosado y dorado. Ese recuerdo de Baires me lo lleve en el avion.
Y bueno chica, pronto nos veremos.
Un besote.
Alex
Mon -
Mon *en el cyber escuchando a montaner aghhh* -
alex, no me di cuenta de decirte que pararas en casa ;(
besos y cuidense todos,
nos vemos.
Mon *desde el cyber* -
si algo no abunda en merlo son hombres o mujeres atrayentes.
asì que sos vos
tu cuerpo etèrico al menos.
¿o el astral?
me hago lìo con los cuerpos
que no son de carne y hueso.
besos suprahumanos.
mon *desde el cyber* -
quien te dice que no te vea por aquí, como a pedro.
besos rastas.
Mon *desde el cyber* -
bueno, este es un lugar que invita a soñar; a pensar, a reflexionar.
jamás me verías sentada en un banco de plaza, pero aquí sí lo hago.... me siento a mirar lo sencillo.
beixos.
Pedro Glup -
Jajajajajajajajajajajajajaja.
Olvido que ahí es primavera.
Mas besos.
Sergio -
Bruixeta -
Mon *en merlo* -
mi cabeza también... sin demasiados puntos de almohadillado (lacan puajjj dixit)
pero no me preocupa ni un poco.
últimamente mi mundo de preocupaciones se ha reducido al tamaño de una nuez.
tal vez sea el lugar
tal vez sea que estoy cumpliendo con ciertos objetivos
tal vez sea que estoy dejando atrás la manía de querer arreglarle la vida a la gente.
que no quiero compromisos con nadie salvo conmigo, que tengo un verano de mucho movimiento y eso me gusta...
y te presto mi mirada, claro.
pero no me pidas que te enseñe a mirar, soy pésima para explicar. ;))
cambiando de tema, (pero no tanto) me parece verte muy seguido por aquí.... quiero decir, me cruzo con hombres sorprendentemente parecidos a vos.
¿tenés el don de la teletransportación como mi amigo buades?
un beso.
Mon *en merlo* -
este pueblo está en la zona de cuyo, a unos 800 kms. de buenos aires.
tiene 30.000 habitantes; o sea, no es un pueblo..... pero para mí es un pueblo.
tampoco es el lugar más bello de por aquí; es más, siempre digo que merlo no es lindo; es querible.
o no querible.
precisamente esta noche hicimos una cena de despedida para una pareja amiga que decidió volverse a buenos aires.
los que se van, se van aborreciendo este lugar.
la cosa es preguntarse a qué venís aquí; qué estás buscando... si no lo encontraste y te vas a las puteadas, la culpa no la tuvo la tierra que estás pisando.
besos linda.
Mon *en merlo* -
a mí me da placer hacer regalos, siempre estoy haciendo regalitos, me da una alegría infantil, linda.
pero lo que hacés con tus manos tiene un plus: tu energía puesta allí, las horas pensando en esa persona, no sé... por simples que sean, son los más amorosos.
... y a veces regalo cosas mías, cristales por ejemplo.
siempre encierran mensajes especiales.... son como mensajes en una botella; a veces llegan y a veces no.
Mon *en merlo* -
creo que fue un lindo regalo, sí.
y yo también hubiera llorado, cada día entiendo más a mi mamá.
besos zionita.
Mon *en merlo* -
que después diga -salí horrible- es otra cosa.
nono, posé cual diva.
tampoco me puse hecha una furia con el comentario de la señora macrobiótica, ella tiene derecho a creer que un hombre es una receta de cocina: tantos ingredientes, tal resultado.
no le envidio el resultado.
hace rato que cambié mi forma de reaccionar ante ese tipo de cosas... me pongo zafada, ironizo, apelo al sentido del humor y no me engancho con lo que no vale la pena.
la cara de monenéxtasis sí, con esa acertaste.
y la tuya puedo imaginarla y tenés razón :))
saionara
y no sel tonta, ni sel supelwoman, sel mi.
Pedro Glup -
Y como siempre, detrás de lo que dices estás tú, tu hambre de vivir, tu mirada más allá de las cosas.
Y tu cansancio.
bueno, un día, otro día ¿me prestas tu mirada?
Mi beso
Bruixeta -
nemomemini -
Cierta vez compré unas piezas de ajedrez para regalar, pero el tablero lo fabriqué yo mismo. Y en otra ocasión hice con mis manos una cajita para guardar joyas, pero tenía la forma de un templito griego, con su columnas y todo.
Quiara -
Siempre me gustan mas los regalos hechos con las manos que los comprados!
Besillos:***
nemomemini -
No quiero ni imaginar la cara de monhechaunafuria cuando escuchó lo de domesticar maridos.
Sí puedo imaginar la cara de monenéxtasis viendo la murga bailar y los pájaros volver.
Y tú no puedes imaginar la cara de barthechounlío con lo de las mitades de monjuntandosusmitades... Aunque me parece que lo entiendo :)
Besos, Monsita.
P.S.: A mi gustal lo que chinita tonta esclibil :)