Días sobre días.
25/6
Tonta mujer, no voy a robarte nada.
No quise tu casa. No quise a tu marido cuando era tu marido.
No quiero a tu hija como a la mía.
Pero la quiero.
Lograste que me quedara sola entre piñatas y canciones de Spinetta.
Sí que me dolió.
Y como no pude enojarme con vos, me enojé con ella. Y con su padre.
Me enojé con mis hijos y con el padre de mis hijos.
Me enojé con todos aquellos que me fueron dejando sin fiesta.
Me enojé conmigo y con mis brazos abiertos.
¿Es por aquí?
No, es por allá-
¿Pero no había que abrazar a esa persona?
No, esa persona ya tiene abrazos-
¿Y ahora qué hago con los brazos abiertos?
Ciérrelos, idiota-
-Ah.
26/6
-Ojalá llueva una semana seguida, así te hartás del barro y volvés a casa.
Dijo el lobo.
-Mi casa es ésta.
Dije con una sonrisa.
-Esto parece un boliche, no una casa. No se ve nada.
-A mí me gusta así es más cálido. Poca luz velas. Música suave
Lo único que pareció animarlo fue la cantidad de espejos que tengo en mi cuarto.
Agradecí, en silencio, a mis espejos pero después de las acrobacias sexuales inspiradas por ellos, y ya dispuestos a dormir comenzaron las quejas por un cairel (la verdad, bastante grande) que colgaba por encima de su cabeza.
-¿No había otro lugar donde ponerlo? ¿Y si se corta la tanza mientras duermo?
-Pensé que te gustaría
-Sí, está precioso, pero me da justo en el tercer ojo
-Bueno a lo mejor te iluminás
-Vos me iluminás, tontita. Yo te extraño. Anoche me dormí abrazado a tu pepona como un pelotudo... (Eva, mi muñeca).
27/6
Es extraño, pero cuando miramos las cosas desde abajo, cuando las creemos inalcanzables, cuando nos medimos equivocadamente; las proporciones enloquecen y luego nada resulta lo que aparentaba.
Perderme en la montaña
Una cruz que me hace guiños y yo decido llegar hasta ella. Sola. Nadie sabía; nadie debía saberlo, no quería recomendaciones. Te conviene. No te conviene. Andá. No vayas. Cuidado con el lobo.
Un camino plagado de señales. Que fácil. Flechas y más flechas.
Llegué.
La cruz era tan alta / o tan baja como yo.
Me sentí enceguecida. Me faltaban sentidos. El tiempo no tenía noción de mí.
Un éxtasis que dejar. Nadie quiere pero siempre hay una hora.
Lo fui soltando de a tramos, con cada paso que daba hacia abajo. Regresando.
Igual que al enamorarte,
igual a ese instante -cuando una parte se queda para siempre- allí. Esa parte no vuelve.
Y creés que el camino es el mismo. Y que si no hubo escollos, no los habrá.
¿Quién quiere perderse? ¿quién quiere no saber que suelo pisa? ¿quién quiere la angustia, el desamparo, el sendero equivocado?
Hablo de una montaña, y hablo de la vida.
Hablo de paisajes fascinantes, que por fascinantes arrasan tu intuición, arrasan con lo obvio (¿qué hacen estos espinillos aquí, si cuando seguí las señales no estaban?) ¿no estaban? ¿realmente no estaban?
Regreso, sí. Después de rondar a ciegas, buscando un signo.
Regreso, sí. Lastimada por las espinas las que no estaban, o las que no vi- cuando los arrebatos se comen tus instintos.
29/6
I
Hola.
Hola a mí.
Nadie del otro lado.
Nadie en kilómetros a la redonda.
Es medianoche y el viento sopla contra mi puerta.
Porque estoy sola.
Y a él no le importa.
II
Algún día
Seré la vieja de la fila treinta y siete.
III
Setembro
Pero es junio y el viento sigue soplando.
1/7
Vengo de una noche pequeñamente deliciosa. Un bocatto de solitario placer.
Sentada en la veranda de la cabaña; Venus allí, nada de frío. Un pisco natural, un viejo álbum de Led Zepellin sonando a mis espaldas.
Las luces de Tilisarao muy lejos.
4/7
Mis manos cambiaron mucho. Se volvieron ásperas de tanta tierra, tanto sol, tanto frío. Ahora las amo más.
Ahora, mis manos y sus manos; se reconocen.
Tonta mujer, no voy a robarte nada.
No quise tu casa. No quise a tu marido cuando era tu marido.
No quiero a tu hija como a la mía.
Pero la quiero.
Lograste que me quedara sola entre piñatas y canciones de Spinetta.
Sí que me dolió.
Y como no pude enojarme con vos, me enojé con ella. Y con su padre.
Me enojé con mis hijos y con el padre de mis hijos.
Me enojé con todos aquellos que me fueron dejando sin fiesta.
Me enojé conmigo y con mis brazos abiertos.
¿Es por aquí?
No, es por allá-
¿Pero no había que abrazar a esa persona?
No, esa persona ya tiene abrazos-
¿Y ahora qué hago con los brazos abiertos?
Ciérrelos, idiota-
-Ah.
26/6
-Ojalá llueva una semana seguida, así te hartás del barro y volvés a casa.
Dijo el lobo.
-Mi casa es ésta.
Dije con una sonrisa.
-Esto parece un boliche, no una casa. No se ve nada.
-A mí me gusta así es más cálido. Poca luz velas. Música suave
Lo único que pareció animarlo fue la cantidad de espejos que tengo en mi cuarto.
Agradecí, en silencio, a mis espejos pero después de las acrobacias sexuales inspiradas por ellos, y ya dispuestos a dormir comenzaron las quejas por un cairel (la verdad, bastante grande) que colgaba por encima de su cabeza.
-¿No había otro lugar donde ponerlo? ¿Y si se corta la tanza mientras duermo?
-Pensé que te gustaría
-Sí, está precioso, pero me da justo en el tercer ojo
-Bueno a lo mejor te iluminás
-Vos me iluminás, tontita. Yo te extraño. Anoche me dormí abrazado a tu pepona como un pelotudo... (Eva, mi muñeca).
27/6
Es extraño, pero cuando miramos las cosas desde abajo, cuando las creemos inalcanzables, cuando nos medimos equivocadamente; las proporciones enloquecen y luego nada resulta lo que aparentaba.
Perderme en la montaña
Una cruz que me hace guiños y yo decido llegar hasta ella. Sola. Nadie sabía; nadie debía saberlo, no quería recomendaciones. Te conviene. No te conviene. Andá. No vayas. Cuidado con el lobo.
Un camino plagado de señales. Que fácil. Flechas y más flechas.
Llegué.
La cruz era tan alta / o tan baja como yo.
Me sentí enceguecida. Me faltaban sentidos. El tiempo no tenía noción de mí.
Un éxtasis que dejar. Nadie quiere pero siempre hay una hora.
Lo fui soltando de a tramos, con cada paso que daba hacia abajo. Regresando.
Igual que al enamorarte,
igual a ese instante -cuando una parte se queda para siempre- allí. Esa parte no vuelve.
Y creés que el camino es el mismo. Y que si no hubo escollos, no los habrá.
¿Quién quiere perderse? ¿quién quiere no saber que suelo pisa? ¿quién quiere la angustia, el desamparo, el sendero equivocado?
Hablo de una montaña, y hablo de la vida.
Hablo de paisajes fascinantes, que por fascinantes arrasan tu intuición, arrasan con lo obvio (¿qué hacen estos espinillos aquí, si cuando seguí las señales no estaban?) ¿no estaban? ¿realmente no estaban?
Regreso, sí. Después de rondar a ciegas, buscando un signo.
Regreso, sí. Lastimada por las espinas las que no estaban, o las que no vi- cuando los arrebatos se comen tus instintos.
29/6
I
Hola.
Hola a mí.
Nadie del otro lado.
Nadie en kilómetros a la redonda.
Es medianoche y el viento sopla contra mi puerta.
Porque estoy sola.
Y a él no le importa.
II
Algún día
Seré la vieja de la fila treinta y siete.
III
Setembro
Pero es junio y el viento sigue soplando.
1/7
Vengo de una noche pequeñamente deliciosa. Un bocatto de solitario placer.
Sentada en la veranda de la cabaña; Venus allí, nada de frío. Un pisco natural, un viejo álbum de Led Zepellin sonando a mis espaldas.
Las luces de Tilisarao muy lejos.
4/7
Mis manos cambiaron mucho. Se volvieron ásperas de tanta tierra, tanto sol, tanto frío. Ahora las amo más.
Ahora, mis manos y sus manos; se reconocen.
19 comentarios
mon -
yo estoy aprendiendo a perderme sin salir de casa, o mientras doy agua a mis plantas, o simplemente mirando la montaña desde mi cama.
aquí hablaba de sentirme "desorientada", por mí, por personas o por situaciones que desorientan.
esa clase de "no saber" ya no me resulta soportable.
como decía Sanz, "no es lo mismo".
besitos linda.
Polen -
Ay MOn! yo si he querido perderme a veces, solo a veces... y no saber que suelo piso, ni quien soy ni por qué estoy... en esos momentos he deseado disfrutar de cada instante sin ningún lastre...
Pero la gravedad vuelve a situarme, y disfruto de los momentos reales tambien
mon -
hoy me desperté de la siesta pensando en eso... vericuetos de la mente, mirá lo que puede turing (sic).
me vine a pasar el fin de semana con el gringo.
tengo ganas de leerlos... veré si puedo, si esta cosa no se pone lenta como mula.
un beso con much@ chi.
Kuan -
Besitos
Eran 4 no?
mon *dejando testimonio* -
mon -
linda, escribime -sí, ya se que yo también podría escribir... y estoy atrasada con el correo y con los comentarios y no visito a nadie y nadie más me va a querer..
;(
besos socia, te quiero mucho
mon -
porque yo los caminos los imagino todos... que imaginación no me falta.
y cuando digo todos, digo todos.
besos, hermosa.
mon -
es una decisión que me fortalece.
si supieras las cosas que "me veo haciendo"... ni yo lo creo.
estoy ganando músculos!!!
jaja.
besossss
mon -
:))
mon -
... y tanto lo toco que a veces se desprende un poquito y cae sobre mi cabaña, en ocasiones sin piedad.
ya no me quedan rincones donde dormir: quiero saber qué veré al abrir los ojos... entonces no siempre sé donde estoy, en qué lugar de mi casa... fijate... me sigo perdiendo aún, allí.
me despierto con una sonrisa.
que nadie ve, pero me basta con sentirla... y la estiiiro...
siempre es más dificil bajar, no importa de qué.
venus desde mi cabaña es... VENUS.
el lugar es hermoso, ya aburro de tanto decirlo; pero tiene un algo... que no pasa por la belleza... a ver... tiene una energía muy masculina.
no voy a explicar eso.
es imposible.
besos mío, frios muy frios -aunque no quiera-
mon -
me gusta verte por aquí, y por aquí también :)
donde los días pasan, igual que para vos y para todos... no hay forma de detener nada.
yo no te leo, no leo a nadie y eso me jode, sobre todo por las noches.
tengo una máquina que me dice "estás sola"... entonces escribo para mí.
tiene lo suyo.
gracias por no desaparecer.
un beso, mi.
mon -
siempre que lloro conozco la causa; lástima que no llore más seguido, es un buen desahogo... linda, las razones ya vendrán... precisamente cuando te pierdas.
no tenés que ir a ningún lugar... quedate quieta, en silencio, sintiendo.
no tengas miedo.
no te recomiendo el aire de mi montaña, a menos que en lugar de lágrimas quieras estalactitas colgando de los ojos.
:)
besos, muchos.
Oda -
Kuan -
Besitos
Moonsa -
greg -
Besitos, cuídate.
nemomemini -
De acuerdo que en tu sierra ya no hay ni comechingones, pero para perderse o encontrarse no hace falta nada más que el camino que transitas. Y pasa fuera exactamente igual que pasa dentro. Viste que lo más difícil no es exactamente subir. Bajar puede ser aún más peligroso y complicado. O porque pierdes el rumbo o, sencillamente, porque el camino es así, aunque resulte inexplicable. No siempre es más fácil bajar que subir...
Me hubiese encantado ver Venus desde tu cabaña, desde tu sierra. Tiene que ser hermoso ese lugar, aunque ya no haya comechingones. Y Venus nunca es igual.
Te dejo muchos besos :)
Pedro -
Te leo-siempre-.
A veces te veo.
Otras te pierdes entre tantas emociones, sensaciones, largos parlamentos.
Siempre te envío mi amistad.
Berenice -
Hoy he llorado y aún no sé por que. Debo pensar en perderme más a menudo, pero me da miedo.
Hoy me han gustado tus reflexiones y el que tus manos se reconcilien.
Cuando sepa qué ocasionó el llanto me habré encontrado...
Un beso, linda Mon y recogo un poco del aire de tu montaña para mí, el suficiente para secar mi rostro...