La guerra de las rosas.
Desperté con el cuerpo cubierto de rosas.
Sí, ya me han despertado otras veces, otros hombres- con ramos de flores. O con una flor sobre el plato de la taza del café. Hasta dejaron y nunca supe quién fue- flores en el picaporte de mi puerta.
Pero el cuerpo cubierto de rosas
Lo imaginé cortándolas, entrando silenciosamente al cuarto, dejándolas, una a una
sobre mí. Mirándome aún dormida. Sonriéndose. Cerrando la puerta despacito. Conservando la sorpresa, paladeando la magia. ¿Saldrá la paloma del interior de la galera? ¿O del pañuelito rojo, un blanco conejo? Abra cadabra.
a-b-r-a c-a-d-a-b-r-a. Y de niños moríamos de ilusión emocionada.
A mí no me gustan las ilusiones. Las ahuyento rápidamente. No puedo sino asociarlas a su opuesto complementario: desilusiones. Me sé capaz de desilusionar, y conozco la sensación del baldazo de agua fría sobre el rostro. Es mi historia. Todos tenemos agujeros negros en los que irremediablemente caemos, nos perdemos; a menos que
no rondemos cerca de ellos.
Si me cuido, puedo cuidar de vos.
Si no me cuido a esta altura de mi vida- ya no será por distracción. Será porque no quiero cuidarme, no quiero cuidarte, nada me importa sólo me importa de mí-. La gente cree que no cuidarse es falta de amor por uno mismo. Y no todo amor es buen amor. Y a veces tenemos ganas de consentirnos desastres. Tomar ese veneno, caminar por la cornisa, no callarnos nada
nada.
¿Quién dijo que la honestidad es siempre necesaria? ¿Quién dijo que honestidad y verdad van de la mano?
¿Cuántas veces abrimos la boca sabiendo que saldrán verdades en forma de misiles? ¿Y que ya nada volverá a su lugar?
¿Y por qué no?
Sin embargo, eso no es cuidar. Ni cuidarse.
Ocurre que cuidar y cuidarse es FATIGOSO.
De niños es una cuestión de supervivencia. Cuando somos padres es una cuestión de responsabilidad. Pero cuando por fin ya somos lo que somos
cuánto mas saludable sería mandar al carajo, de tanto en tanto, el deber ser
Y si algo se rompe, que se rompa.
Y si hay una herida, a curarla.
Y si hay que decir que no, decir NO.
A veces me sorprende la falta de registro que tenemos con respecto a ciertas cosas. Con cuánta facilidad decimos que sí, qué complacientes somos con los otros. Qué poco aire respiramos.
Nos sentamos en la punta de la silla, ¿lo notaron? ¿Notaron lo mal que nos llevamos con los espacios? ¿Notaron el miedo que provoca un cuerpo desparramado en un sillón? Es como si nos pusieran una escultura de Botero en nuestro living.
Empequeñecemos.
Detenemos nuestro crecimiento.
Alguien nos dijo: basta, creciste hasta aquí
de ahora en más vas a lucir como adulto, pero no te lo creas demasiado.
Y cumplimos con el mandato al pie de la letra. Entonces vamos por la vida buscando medidas. O quien nos mida y nos confirme que
más
no se puede crecer.
¿Qué tiene que ver todo esto con el tema de las rosas?
Mucho. Y es pura ironía, porque no es enojo. Es una reflexión que hago con ternura, para no perder todo lo que sí tiene de bello.
Rosas, chocolates, comidas especiales, vinos exquisitos, cafecitos en la cama, dejarse morder donde no debiera (no puedo controlar mis mandíbulas si estoy dormida), son sólo algunos de los sutiles recursos del Gringo para que me quede en su casa. Eso sin contar sus comentarios tipo: te instalé una célula fotoeléctrica en la tranquera para que se encienda un reflector por si alguien pasa de madrugada ¿Que?, le contesto ¿vos querés que yo me infarte? ¿y cómo mierda voy a saber si es un alguien o es un zorro???" Ahhh, dice él
por eso lo más conveniente es que yo me vaya con vos hasta que te adaptes a ese lugar, mi cielo, estás TAAAN sola y en el medio de la nada
Por supuesto sabe dónde poner el énfasis: TAAAN sola
en el medio de la nada.
También me recuerda que la compañía telefónica ya avisó que no tendré teléfono: no llega la señal hasta allí. Pero yo te voy a dar mi celular, así no quedás incomunicada
cualquier cosita me llamás, a la hora que sea."
O ataca por el lado: ¿y qué vas a hacer todo el día sola?... mirá que no es lo mismo estar sola en tu departamento que estar sola en una cabaña
o... tengo que enseñarte a usar el matafuegos y el sol de noche
ya sabés que las tormentas eléctricas de montaña son terribles, y en seguida te quedás sin luz
o comprate un buen insecticida, por los escorpiones y las arañas
por las víboras ya no te preocupes, hasta la primavera no salen.
Berenice
¿vos no estabas interesada en un Gary Cooper?
Este es un clon de Gerard Depardieu
turistas europeos creen que el actor de Cyrano vive de incógnito en Merlo.
Mejor seguí buscando tu Gary Cooper.
¡Este hombre es mío!!!